Tren de primera clase

Que me den miles de opciones y me las pinten del color que quieran que siempre te elegiré a ti, la mujer de mi vida, para seguir viajando en un tren de primera clase y porque quiero seguir sin tener envidia de las vistas de París cuando tus vistas están en mi cama.

Que tengo la certeza de que las casualidades no existen, que el amor si es verdadero no se acaba, que las noches no son buenas son geniales cuando son contigo y que los detalles ilusionan el doble si es de ti de quien vienen.

Que si soy feliz es porque tengo mi móvil plagado de fotos tuyas en las que me sonríes, porque me comprendes cuando ni tan siquiera yo soy capaz de hacerlo, porque me guiaste a la segunda estrella a la derecha y todo recto hasta tu amanecer y desde entonces llevo 7 meses inolvidables de ti, soy feliz porque tengo todo lo que necesito para serlo, por escaparme contigo en aquel momento, por echarle cojones y salir de los cánones de esa gente, la que no entiende que el amor no está en la mente, que simplemente se siente, soy feliz por un millón de razones que me das, soy feliz porque me amas y me da igual lo demás.

Ahora bien, si quieres te cuento que me acojona que un día dejes de sentir y tenga que volver a aprender a vivir sin ti sabiendo que nunca podré querer a alguien tanto como lo hago contigo, si quieres te digo que me gustan tus defectos porque me haces partícipe de ellos, si quieres te pido que sostengas mis complejos entre tus labios, que sigas matando mis celos con tus caricias, si quieres te mando un ejército de besos en el cuello para que batallen durante todas las noches, o te enseño a tirar la toalla sin perder sino para ganar mi mirada, si quieres te aseguro que se me hace imposible pasear contigo y no cogerte de la mano y lo mal que lo pasé por no hacerlo libremente este verano, si quieres te doy la potestad de poner nombre a nuestro mundo, de llevarlo al lugar más bonito que se te ocurra para vivir nuestra locura, con la única condición de tener barra libre de besos, de esos que me gustan tanto.


Que un día fuiste capaz de romperme los esquemas, me hiciste resucitar y olvidar todas mis penas, y ahora qué más da que llueva dentro o fuera, que tengamos un día gris o uno de luna llena, si al final del camino, siempre terminaré bailando contigo, Carolina Herrera.

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