Nuestra victoria

No te enamores de mí, me dijo
Y entonces porque vuelves a buscarme, pregunté
Quizás sea una chica que se encapricha de pestañas
pero no cree en el amor eterno y ser efímeros sea un acto suicida.
Entiende que, si no inviertes tiempo en algo que te pueda romper, no te romperá nunca.
Y que nadie es inmune a las heridas que deja un órgano herido cuando pone rumbo a otra estación.
Dime, ¿Qué esperas de mí?

Yo solo busco magia.
Quiero que me vuelvas loco.
Que me lleves por Madrid hasta Nueva York revelando fotos y secretos.
Que trafiques con la adrenalina que genera tu boca cuando me apunta a quemarropa.
Que me abras el corazón para entrar dentro de cada suspiro.
Y que lo hagas palpitar
Hacerte única y serlo para ti también.
Que el miedo a equivocarnos no haga reducir la velocidad.
No es menos importante nuestra química por no
haber sido el primer amor.
Entonces. dime... ¿Lo intentamos?

No soy chica de asaltar camas que no le corresponden
pero si en las que gritan mi nombre al caer la noche.
De las que harían arder calendarios por amores improbables
Y desearía hacer saltar todos los radares que no entendieran de velocidad.
Me considero chica de abismos imposibles
Que asume las consecuencias de bailar a oscuras en noches de insomnio
Para quedarme en estos versos y no en los de otros.

Y así lo entendí,
Nos habíamos enamorado y habíamos puesto nuestro mundo patas arriba.
Lo habíamos sacado a la luz a pesar de todos esos focos fundidos.
Pasamos de piscinas vacías para asaltar esa que teníamos desbordada.
Hicimos volar mariposas que creíamos muertas.
Y al final ganamos, o quizás no, pero conseguimos más que nunca y esa fue nuestra victoria.
Corrimos más que nuestros miedos y nos corrimos de nuevo.
Hasta preguntarnos como habíamos llegado hasta aquí.

Ya no hay marcha atrás, me dijo.
Entonces vuelve siempre a buscarme, reclamé.



Comentarios